Hay flechas lanzadas dentro del bosque.
Su silbido va por detrás de su estela.
Lanzas diminutas con punta afilada y cola de pluma.
Hay disparos en mitad de los robledales, apuntando a los lobos.
Es preciso ser ágil, dar pasos certeros, correr hacia delante
sintiendo cómo perturba el flujo del aire
la espada que vuela. Es preciso hacer movimientos exactos,
situarse entre los troncos, inclinarse hacia el lado contrario del viento
que deja la punta rozando los oídos.
Saltar haciendo cabriolas. Que no puedan apuntar el arco
hacia tu coronilla. Es preciso cambiar de dirección
bruscamente, esquivar la trayectoria, no mirar hacia atrás
ir atravesando la cortina de flechas,
sortear las dagas veloces.
Pero,
¿y si fuera mi corazón el que alcanzan, no vendrías corriendo a por él?
